A lo largo de nuestra vida aprendimos que el peso del cuerpo siempre es importante, pero ¿para qué? ¿para lucir bien?, ¿para estar sano?... Un peso medido en estándares estrictos, como si los seres humanos fuésemos maquilados en serie..
¡¿Qué aumentó tu peso?! Pues ahora sufre comiendo solo lechuga, muriendo de hambre, tomando remedios caseros no comprobados, malteadas y pastillas milagrosas anunciadas por una escultural modelo que te promete bajar de peso como por arte de magia y sin mayor esfuerzo; y eso sí, no olvides, sentir culpa por ese antojo de pastel, es más averguenzate de sentir hambre y obvio, haz ejercicio, mucho ejercicio en repeticiones aburridas que hagan sudar y “quemar” esas despreciables calorías, y si esto no te funciona, entonces ¡odia a tu cuerpo! odiate a ti por ser así! y repite, vive tu vida repitiendo este tormento, hasta que funcione.
Vaya si lo aprendimos mal. El peso es solo uno de los indicadores del tamaño del cuerpo físico: es la suma del peso de órganos, músculos, huesos, tejido graso y agua. Nutricionalmente se sabe que el exceso de nutrimentos en la dieta se almacena favoreciendo un incremento del tejido graso y ¿pero qué crees? Hay
personas que lo hacen con mayor facilidad que otras, ¡cada cuerpo es diferente! más que piezas de manufactura somos arte.
Si bien a través de muchos estudios científicos se ha comprobado que este exceso de grasa y falta de ejercicio puede traer como consecuencia el desarrollo de enfermedades como diabetes mellitus o hipertensión, una alimentación equilibrada (a las necesidades de mi cuerpo) y el ejercicio son una forma de demostrar amor a mi cuerpo.
La alimentación, independientemente de si se es saludable o no, es el medio por el cual proporcionamos a nuestro organismo los nutrientes necesarios (y a veces no tanto) para desarrollar todas sus funciones como respirar, caminar, pensar. El ejercicio es el medio para tener fuerza en los músculos (incluye un corazón bien fuerte), flexibilidad para hacer movimientos de las actividades diarias, y hasta ayuda a despejar la mente, a pensar con mayor claridad las situaciones que se presentan en la vida. Se busca que ambos se disfruten, que sean placenteros, no que sean una tortura que nos haga sentir miserables.
En la medida en que podamos entender que nuestro cuerpo es el medio físico que tenemos para vivir esta vida, más fácil será cuidarlo desde el amor. Este es mi cuerpo ¡no hay más! lo cuido para que me dure más años en las mejores condiciones, una manera de cuidarlo es nutrirlo adecuadamente, dándole lo que necesita de proteína, vitaminas, fibra, agua, grasa e hidratos de carbono, así es,
¡grasas e hidratos de carbono! también se necesitan, pero hay que saber cuáles
son los que le hacen bien a nuestro cuerpo.
Abraza la obra de arte que eres, contempla y valora todo lo que eres (y eso va más allá de tu cuerpo). Tu peso siempre va a ser el que tu cuerpo quiera, solo debes ocuparte de nutrirlo saludablemente y mantenerlo en movimiento, para disfrutar esta vida. No te obsesiones con tu peso, reconcíliate con tu cuerpo y olvídate de la culpa al no poder “controlarlo”. Cuidarlo es amarte, y no existe nada más revolucionario.
Colaboración de: MC. Yadira Pérez Ramírez -Nutrióloga
Edición: Marelsy Castillo - CEO/Co-founder de Melinas
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